Lima es la puerta de entrada a este viaje mágico, una ciudad que recibe a sus visitantes con una perfecta fusión de historia, modernidad y sabores inigualables. En el encuentro con esta ciudad lo ideal es sumergirse en sus calles, llenas de riquezas coloniales,  y su imponente barranco que se asoma al Pacífico, donde cada rincón parece una postal viva. Así, emtenderán  porque está declarada «capital gastronómica de América Latina«. Aquí se encuentran algunos de los mejores restaurantes del mundo. Pero lo mejor es que la gastronomía peruana es que se puede degustar desde simples delicias callejeras en una esquina, hasta platos que son verdaderamente una obra de arte en un restaurante de alta gama.

El segundo día les proponemos una fascinante excursión por el corazón colonial de Lima para observar los tesoros del Antiguo Perú. Esta visita comienza por la emblemática Plaza de Armas, donde todo parece detenido en el tiempo, y continúa por el Palacio de Gobierno, la Catedral y la Municipalidad, visitando también el convento de Santo Domingo, con sus impresionantes claustros, cubiertos de azulejos y rodeados de silencio, que te invitan a la contemplación. El recorrido termina  en el Museo Larco, ubicado en una casona virreinal con jardines que parecen sacados de un cuento en el encantador distrito de Pueblo Libre. DATO: Este lugar guarda una de las colecciones más asombrosas de arte precolombino del país.

El itinerario continua volando de Lima hacia Cusco, antigua capital del Imperio Inca, considerado el polo generador de la cultura andina más sofisticado, misterioso y atractivo.  Una vez que hagan el check in en el hotal, lo mejor es tomarse el resto del día libre para disfrutar y aclimatarse tranquilos a la altura de esta ciudad. En Cusco, cada rincón está plagado de historia. Caminar por sus calles empedradas es como retroceder en el tiempo: los cimientos incaicos perfectamente ensamblados, los balcones coloniales que cuelgan como recuerdos de otra época, entre otros monumentos. Desde los mercados llenos de color hasta los templos silenciosos, Cusco vibra con una intensidad única.

Al día siguiente, comiencen  con una visita al Parque Arqueológico de Sacsayhua-mán, una reliquia de la arquitectura inca, donde nos encontramos con imponentes muros, formados por piedras talladas con una precisión casi imposible. Recorran el bohemio barrio de San Blas, escondido entre las calles estrechas y empinadas. Es el rincón de los artistas, conocido como la cuna de artesanos cusqueños donde puedes detenerte a observar cómo trabajan con la madera o la cerámica y conversar con ellos para que compartan su arte con calidez. Luego, desciendan hacia el corazón de la ciudad para visitar el Korikancha, templo dedicado a la adoración del Dios Sol y el más sagrado del Imperio Inca.
Terminen el día con un paseo por la Plaza de Armas de Cusco, rodeado de balcones coloniales y la Catedral. A medida que iba cayendo el sol, y comienzan a encenderse las luces, disfruten del centro de Cusco, que se llena de música, aromas y risas. 

Les recomendamos tomarse un día completo dedicado al Valle Sagrado de los Incas. Pueden hacerlo por su cuenta, o contratando un guía especializado. Es imprescinidble conocer las terrazas circulares de Moray, un laboratorio agrícola natural que los incas  usaban como un centro de experimentación para la agricultura. Tambien las salineras de Maras, donde la vista es tan irreal que parece un cuadro: el blanco de las salinas brillando bajo el sol, en contraste con el verde profundo de las montañas.
Un tip: almorzar en el restaurante UNU,  donde las impresionantes vistas al Valle Sagrado y el nevado Chicón se combinan con la gastronomía a la altura del turismo de alta exigencia.
Por la tarde, visiten Ollantaytambo, uno de los últimos pueblos vivientes de la cultura inca. Sus calles estrechas de piedra, sus casas con muros incas aún en pie, su mercado lleno de tejidos, etc… todo habla de una herencia que sigue estando vigente. No dejen de concoer su sitio arqueológico y desde lo alto, observar la imponencia del valle. Esa noche, lo mejor es alojarse en el Valle Sagrado. 

Finalmnente, el punto culminante de este viaje a Perú: la visita a la ciudad de Machu Picchu.
Para llegar pueden hacerlo a bordo del tren PeruRail Vistadome un tren panorámico que parte desde la estación de trenes Ollantaytambo hacia Aguas Calientes
Otra manera de llegar en tren es a bordo del tren de lujo Belmond Hiram Bingham, que ofrece una experiencia superadora en todos los sentidos. 

Una vez en la ciudadela, la mejor opción es conocerla en una visita privada con un guía experto local, que les vaya revelando los misterios del lugar y la precisión de su arquitectura.
Un último tip: de regreso detenganse en el restaurante Inkaterra, con su salón construido bajo un tradicional techo amazónico elaborado con paja de palma, donde se combina la cocina y la arquitectura andina con un enfoque contemporáneo. Cada plato es una celebración de lo local, del buen gusto y de la tradición viva. 

La última mañana, aprovechen para contemplar el amanecer cusqueño mientras desayunan y esperan el traslado al aeropuerto para tomar el vuelo a Lima y de allí, de regreso a casa. 
Si el tiempo se los permite, tomense una última noche en Lima, o mejor aún… extiendan su viaje por los Andes Peruanos. 

Si tienen tiempo para explorar la impresionante diversidad de las maravillas naturales de Perú, aborden el Andean Explorer, otro tren de lujo de Belmond.  Con itinerarios distintos, de una o dos noche en sus exclusivos camarotes de estilo, podrán conocer desde el tranquilo lago Titicaca hasta la famosa isla flotante de Uros, mientras degusta la cocina peruana de vanguardia.

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